martes, 4 de diciembre de 2007

NOTAS DEL IDIOMA (24)

NOTAS DEL IDIOMA (24)

Citas tomadas del editorial de El Colombiano (22 de agosto de 2007)

“Chávez no media, sino que locuta. Ya comenzó a ejercer una labor de interlocutor (…)”. “¿Qué tan conveniente es para el país su interlocución?” “Marulanda, (…) interlocuta el jefe venezolano desde su Palacio de Miraflores”.

Comentario

Las palabras interlocución (plática entre dos o más personas) e interlocutor (cada una de las personas que toman parte en un diálogo) están registradas en el DRAE. No ocurre lo mismo con el verbo interlocutar que no aparece en dicho diccionario ni, tampoco, en ninguno de los siguientes: Diccionario del Español Actual (de Seco, Andrés y Ramos), Diccionario de Hispanoamericanismos no recogidos por la Real Academia (Ediciones Cátedra), tomo de Colombianismos del Nuevo Diccionario de Americanismos del Instituto Caro y Cuervo. En cuanto al verbo locutar, solo lo registra, de estas cuatro obras, el DRAE como una palabra de uso en El Salvador para referirse a la labor de los locutores de radio. Es pues un salvadoreñismo.

La prensa hablada y escrita debiera ser una cátedra permanente del buen decir y el correcto escribir. Cabe preguntarse: ¿lo fue El Colombiano en este editorial?

Desde el punto de vista etimológico las cuatro palabras citadas provienen, en último término, del indoeuropeo tolkw- que significa ‘hablar’ a través del verbo latino loqui cuyas acepciones son ‘hablar’ y ‘conversar’.

A la misma familia pertenecen: locución, locutor, locutorio, locuaz y locuacidad, elocuente y elocuencia, alocución y elocución, coloquio y circunloquio, ventrílocuo y locuela. De ellas, las menos usuales son elocución (manera de hablar para expresar los conceptos. Modo de elegir y distribuir los pensamientos y palabras en el discurso) y locuela (modo y tono particular de hablar de cada uno).


Dijo Monseñor Luis Augusto Castro en la entrevista publicada por El Colombiano (8 de julio de 2007): “(…) que se asegure la incolumidad de la población civil”.

La palabra incolumidad significa “estado o condición de incólume” y ésta, a su vez, quiere decir “sano, sin lesión ni menoscabo”. Ambas se derivan en último término, a través del latín, del indoeuropeo kel- ‘golpear’ del cual surgió kl-mo- ‘golpeado’. De la misma familia son las palabras calamidad y golpe.


Federico Díaz González
Editor de Iatreia

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