martes, 23 de junio de 2009

NOTAS DEL IDIOMA (84)

“(…) el debate político de altura tiene que darse como un deber moral con las miles de víctimas que ha cobrado la violencia en este país”. (Columna del señor Juan David Ramírez Correa en El Colombiano, 4a, 02/09/08).

La palabra mil puede ser tanto adjetivo como sustantivo de género masculino. Si escribimos mil víctimas, está funcionando como adjetivo, igual que si escribiéramos incontables víctimas; pero en la expresión miles de víctimas es un sustantivo, como si escribiéramos millares o cientos o millones de víctimas. Entonces, siendo sustantivo masculino, debe ir precedido del artículo en masculino: “(…) los miles de víctimas (…)”.

En el mismo error se incurre en la siguiente cita: “En el centro de la Vía Láctea, la galaxia donde está la tierra, hay un agujero negro supermasivo con unas cuatro millones de masas como la del Sol”. (El Colombiano, columna del señor Ramiro Velásquez, 7c, 23/12/08). Dado que el sustantivo millones es de género masculino, el artículo correcto hubiera sido unos: “(…) unos cuatro millones de masas como la del Sol”.
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“Mark Spitz, nadador estadounidense de origen judío”. (Pie de foto en El Colombiano, 2b, 17/08/08).

Me parece correcta la expresión nadador estadounidense de origen judío porque la palabra judío designa a un pueblo. En cambio, hallo incorrecta dicha palabra en la siguiente frase: “Ayer continuaron las protestas alrededor del mundo por el comportamiento judío [el ataque a la franja de Gaza]”. (El Colombiano, pie de foto en la página 4b, 15/01/09). Me parece que ese comportamiento no es del pueblo judío sino del estado de Israel. Sabemos, en efecto, que hay ciudadanos israelíes que no están de acuerdo con la actitud de su gobierno.

Veamos lo que dice el Diccionario del español urgente de la Agencia EFE sobre algunas palabras relativas a Israel, su idioma, sus habitantes y la religión de la mayoría de ellos:

“Hace ya tiempo, se planteó en la redacción de EFE la duda sobre el exacto significado de las voces hebreo, israelí, judío e israelita, y el Departamento de Español Urgente, tras consultar con su Consejo Asesor, recomienda lo siguiente: los términos hebreo, judío, israelí e israelita no son sinónimos: hebreo es la lengua del pueblo judío. Por extensión se aplica a los hablantes de dicha lengua. La palabra judío designa a un pueblo o comunidad religiosa. No es una raza. Israelí es el gentilicio del estado de Israel. Puede emplearse el término israelita para designar a los judíos de todo el mundo y se emplea, especialmente, al hablar de judíos practicantes (…). Los términos israelita, judío y hebreo sí son intercambiables en ciertos contextos, aunque conviene seguir las explicaciones anteriores. No ocurre así con israelí, ya que hay cristianos, musulmanes o ateos israelíes”.
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“Kilómetros abajo de Orobajo está Pescadero, sitio que inundará la represa donde vive José Antonio García con su familia”. (Pie de foto en El Colombiano, suplemento Generación, 17/08/08).

¡Cuánta falta hace una coma! Si quien redactó este pie de foto la hubiera puesto después de la palabra represa, José Antonio y su familia vivirían en tierra firme. Sin la coma podemos entender que viven en el agua.
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“El nuevo edificio [de la Universidad de Antioquia] está ubicado al lado de (…) donde los arquitectos lograron mutarlo en el espacio”. (El Colombiano).

El verbo mutar significa ‘mudar’, o sea, ‘dar o tomar otro ser o naturaleza, otro estado, forma, lugar, etc.’ Se mutaría un edificio en el espacio si se lo cambiara de sitio, lo cual es posible y de ello hay antecedentes. Pero tratándose de un edificio nuevo, no parece correcta la idea de mutarlo en el espacio.

“[el nuevo edificio de la Universidad de Antioquia] tiene una doble fachada en vidrio que permite la insonorización”. (El Colombiano).

La materia de que está hecho algo se expresa con la preposición de. Por lo tanto, la fachada del nuevo edificio de la U. de A. es de vidrio. El error de usar en estos casos la preposición en está muy difundido y por ello vemos anuncios como cinturones en cuero, jarras en vidrio, camas en madera.
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Releyendo a doña Lucila

Escribió doña Lucila González de Chaves, en su columna dominical en El Colombiano Funcionalidad del idioma, lo siguiente (cité este párrafo en las NOTAS DEL IDIOMA 83):

“En la construcción de la frase con complemento directo o caso acusativo, cuando éste es persona, o cosa o animal personificado debe utilizarse la preposición ‘A’, ejemplos: mira a su amigo; don Quijote cuidaba a Rocinante; conozco a Londres; visitó a Roma; no sabe qué río baña a Honda”.

El doctor Álvaro Posada Díaz me hizo caer en la cuenta del cambio que ha ocurrido con respecto al uso de la preposición ‘A’ ante nombres propios de países o ciudades. Dice así su amable nota, citando del Diccionario panhispánico de dudas: (página 2, 1.3.c) “Ante nombres propios de países o ciudades (el uso con preposición, habitual en épocas pasadas, prácticamente ha desaparecido de la lengua actual): No conozco FRANCIA; Este verano he visitado NÁPOLES. Pero si estos nombres denotan no una realidad meramente geográfica, sino el conjunto de sus ciudadanos, se admite la preposición: Es capaz de engañar A MEDIA ITALIA. El resto de los nombres propios geográficos nunca llevan preposición: Cruzó EL TAJO a nado; Escaló EL HIMALAYA”.
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