martes, 24 de febrero de 2009

NOTAS DEL IDIOMA (76)

“El Ministro de Hacienda (…) debió ser quien primero alertó a la Fiscalía, a la Policía, y a los gobiernos locales para que actuaran contra las pirámides”. (El Colombiano, 2a, 16/11/08).

En esta frase se expresa como real, en modo indicativo (alertó), algo que no lo fue, puesto que el Ministro a nadie alertó. Más bien la frase alude a algo que hubiera sido conveniente o necesario, algo deseado por quien escribe. Es un ejemplo de la situación en que está indicado el modo subjuntivo, así: “El Ministro (…) debió ser quien primero alertara a (…)”. Recordemos que el modo subjuntivo expresa la acción no como real sino como pensada por quien habla.

En el mismo error de usar el modo indicativo cuando correspondía recurrir al subjuntivo incurrió, a mi juicio, la columnista María Jimena Duzán cuando escribió en la revista Semana (edición 1387, página 48, diciembre 1-8, 2008) lo siguiente: “Lo que sí no podemos es pensar que por cuenta de la crisis ética de este país, los periodistas somos una casta intocable”. Puesto que se plantea algo que sería conveniente o deseable hubiera sido más apropiado usar la inflexión subjuntiva seamos que la indicativa somos.
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“Mientras [Jenaro Pérez] no quiere ceder 30 pesos por litro de leche para un programa (…) para los niños pobres, el intempestivo Ministro [de Agricultura] ha decidido dar la pelea (…)”. (El Colombiano, 2a, 16/11/08).

El adjetivo intempestivo, va significa ‘que es o está fuera de tiempo o sazón’, ‘que actúa o se presenta en un momento inoportuno o inconveniente’.

Por razones puramente idiomáticas, sin ningún ánimo político, planteo a los lectores una pregunta: ¿a la luz de estos significados, es apropiado el adjetivo intempestivo para calificar al que ya es ex Ministro de Agricultura?
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Diccionario en mano (1)

“(…) con el refuerzo de veleidosos comentaristas (…)”. (Columna del señor Alberto Velásquez, El Colombiano, 4a, 12/11/08).

El adjetivo veleidoso, sa significa ‘inconstante, mudable’. Proviene del sustantivo veleidad que es ‘voluntad antojadiza o deseo vano’; ‘inconstancia, ligereza’. A su vez, veleidad se originó en el término latino velleitas ‘deseo débil’, del latín velle ‘desear, querer’, del indoeuropeo wel- ‘desear, querer’. Por su etimología, veleidad está relacionada con voluntad y con voluptuosidad.
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Diccionario en mano (2)

“No fue el primero y no ha sido el último holocausto soportado por las páginas fuliginosas de la historia colombiana”. (Columna del señor Esteban Rahal, El Colombiano, 9a, 07/11/08).

El adjetivo fuliginoso, sa significa ‘denegrido, oscurecido, tiznado’. A su vez, denegrido quiere decir ‘de color que tira a negro’. La palabra se derivó del latín fuliginosus ‘fuliginoso’, de fuligo ‘hollín’, del indoeuropeo dhu-li- ‘hollín’, de dheu- ‘humo, vapor, polvo’.
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“El éxito de la ciencia y la innovación es el de producir mayor y más durable ingreso, empleo y felicidad”. (Columna del señor Carlos Hildebrando Fonseca, El Colombiano, 4a, 02/01/09).

En esta frase hay tres complementos directos del verbo producir, a saber: ingreso, empleo y felicidad. Por lo tanto, los adjetivos que los califican deben concordar con ellos en plural, así: “(…) producir mayores y más durables ingreso, empleo y felicidad”.
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“El más reciente episodio de diplomacia a nivel presidencial fue una super-cumbre”. “Mercosur no logró un acuerdo para eliminar el cobro repetido de aranceles sobre mercancías extra-regionales”. (Editorial de El Colombiano, 02/01/09). “Así, la marca china experta en mini camiones y mini vans ya se está posicionando en (…)”. (El Colombiano, 2b, 27/12/08).

En las palabras resaltadas los elementos compositivos super, extra y mini son inseparables. Lo correcto es escribir supercumbre, extrarregionales, minicamiones y minivans. Los medios escritos debieran ser los primeros en dar ejemplo de acatamiento a las normas del buen uso del idioma.

Una par de preguntas: ¿pierde la primera frase algo de su fuerza o de su claridad si prescindimos de la muletilla a nivel? ¿No hubiera sido suficiente con escribir “el más reciente episodio de diplomacia presidencial fue (…)”.
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Federico Díaz González
http://www.notasdelidioma.blogspot.com/

lunes, 9 de febrero de 2009

NOTAS DEL IDIOMA (75)

De galimatías y retahílas

Se llama galimatías a lo dicho o escrito en un ‘lenguaje oscuro por la impropiedad de la frase o por la confusión de las ideas’.

Difícilmente se puede encontrar una mejor ilustración de lo que es un galimatías que la respuesta dada por la señorita Verónica Velásquez, candidata por Antioquia al título de Señorita Colombia 2008. Recordemos la pregunta que le formularon y su respuesta:

Pregunta: “¿Usted cree que la mujer es un complemento para el hombre?”
Respuesta: “Yo creo que el hombre se complementa al hombre, mujer con mujer, hombre con hombre, y también mujer a hombre, del mismo modo, en el sentido contrario”.

Que una candidata a reinado de belleza responda con semejante galimatías es explicable aunque pueda producir vergüenza ajena, o mover a risa, a compasión, a comprensión, etc. Pero que el Jefe de Prensa de la Fiscalía de Medellín incurra en un error semejante es claramente inaceptable. Veamos su respuesta embrollada, redundante, cacofónica y oscura al ser interrogado acerca de las irregularidades en la institución (El Colombiano, 14a, 02/11/08):

“Entre las diligencias de averiguación sobre la administración del almacén de evidencias, de los depósitos de evidencias que eso sí lo dijimos desde la vez pasada cuando estuvimos allá que le dimos la entrevista a El Colombiano, recién estalló el escándalo, el Fiscal precisó que obviamente se daban las instrucciones de averiguar y de esas averiguaciones, si se desprenden investigaciones, pues se van a adelantar esas investigaciones del carácter que sea”.

El señor José Ignacio de Arana* cita como ejemplo perfecto de galimatías el siguiente tomado de la primera parte de El Quijote: “La razón de la sinrazón que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece, que con razón me quejo de vuestra fermosura”.
* http://medicablogs.diariomedico.com/laboratorio/2008/03/12/galimatias/

Otro ejemplo de galimatías tomado de un sitio en Internet:

La monetarización se entiende que el pago no es contraprestación de la venta, sino que lo que se le da es que no sucede esa cesión, sino su sustitución por la entrega de dinero.

Etimología

Dice Joan Corominas sobre la palabra galimatías: “Tomada del francés galimatía, de origen incierto. Quizá de Barimatía (luego Galimatía), empleado popularmente como nombre de un país exótico, de donde procedería el personaje evangélico José de Arimatea, y luego aplicado a lenguajes incomprensibles, que se creen hablados en países lejanos. De la forma latina de su nombre Joseph ab Arimathía, salió Barimatía, después más alterado”.

El galimatías de la señorita Antioquia fue calificado de retahíla por el señor Juan David Ramírez en su columna en El Colombiano (4a, 10/12/08). Pero ese calificativo es inapropiado si nos atenemos a la definición del término retahíla: ‘Serie de muchas cosas que están, suceden o se mencionan por su orden’. Son muy usadas en los juegos infantiles. Ejemplos:

En la ciudad de Madrid hay una calle, en la calle hay una plaza, en la plaza hay una esquina, en la esquina hay una casa, en la casa hay una sala, en la sala hay una mesa, en la mesa hay una jaula, en la jaula hay una estaca, en la estaca hay una lora. La lora en la estaca, la estaca en la jaula, la jaula en la mesa, la mesa en la sala, la sala en la casa, la casa en esquina, la esquina en la plaza, la plaza en la calle y la calle en la ciudad de Madrid.

La plaza tiene una torre, / la torre tiene un balcón, / el balcón tiene una dama, / la dama una blanca flor. (Antonio Machado).

Todos cuentan hasta tres / en la casa de Andrés. / Todos cuentan hasta cuatro / en la casa de Renato. / Todos cuentan hasta cinco / en la casa de Francisco. / Todos cuentan hasta seis / en la casa de Rubén. / Todos cuentan hasta ocho / en la casa de Pinocho.

Periquito, el bandolero / se metió en un sombrero. / El sombrero era de paja, / se metió en una caja. / La caja era de cartón, / se metió en un cajón. / El cajón era de pino, / se metió en un pepino. / El pepino maduró, / y Periquito se salvó.
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Federico Díaz González
http://www.notasdelidioma.blogspot.com/